El encanto de las bodas en otoño.

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Lo recuerdo bien, fue una de las bodas a las que asistí, más inolvidable. Por algún problema familiar y también por economía, las bodas en otoño o invierno son más económicas, mi prima había decidido casarse en invierno.

No suponía ningún problema pues en cuanto al vestido de novia, no hay más que complementarlo con una torera en piel o un abriguito de novia de invierno y el problema, con ayuda de algún paraguas si hiciera falta, se solventa.

La boda fue en la iglesia del Rosario, en Ferrol y el vestido de novia lo había encargado a medida y exclusivo en Narón.

Fue una ceremonia muy emotiva con niñas de arras participando en la ceremonia, misa cantada y, casualidades o coincidencias pues más bien lo hicieron coincidir así, era el mismo día y mes de la boda que en su día tuvo al casarse la madre del novio, es decir, la madrina de boda.

La novia, con un maquillaje y un peinado impecables y un vestido de novia que le estilizaba destacando más su estatura, supera el 1,70.

Un vestido con escote corte en V y una tiara elegantísima y delicada. Sencillez y elegancia para un vestido de novia exclusivo, de diseño y que encajaba perfectamente con su estilo.

La madrina, con un vestido de madrina talla grande, los años son los culpables de los centímetros y los kilos.

Elegantísima, con un vestido exclusivo y un elegante tocado poniendo el broche a la elegancia.

Un vestido diseñado y confeccionado también en un taller de costura en Narón despertó la admiración de los presentes.

La madre de la novia y una de sus hijas, la única, además de la novia con un vestido de madre de novia y un vestido de hermana de novia destacando sobre los vestidos de fiesta de las demás invitadas, ambas elegantísimas y la madre, emocionada, enjugando sus lágrimas en algún momento con un pañuelo de seda.

En previsión del mal tiempo, un paraguas de diseño, estilo dama siglo XIX del cual hubo que hacer uso justo a la salida de la ceremonia.

Restaurante de boda y celebración.

Después de la ceremonia religiosa, los saludos de rigor y presentaciones entre familia de novia y novio y sorpresas al encontrarse, por una parte y por otra de personas que allí no esperaban encontrar, los novios con el fotógrafo, se dirigieron al monasterio de O Couto, en Narón, habían pedido permiso para el uso y en su exterior e interior tuvo lugar el habitual reportaje fotográfico.

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Tuve la suerte, casi diría el honor de acompañar a mi prima, la novia y el fotógrafo se cuidó de poses muy originales acompañadas o salpicadas por tomas espontáneas de los novios y sonrisas que se produjeron y que creo, ya veré las fotos, dieron lugar a un álbum muy original.

Dejamos Narón, y nos dirigimos a A Capela, lugar de celebración. El tiempo se recrudeció allí, en gran parte por la altitud, algo más de cuatrocientos metros sobre el nivel del mar.

La recepción de los invitados a los novios tuvo lugar en la antesala del restaurante que Amparo había mandado de corar de forma exquisita para la ocasión y acompañados por la música que sonaba, los novios, la novia, permíteme prima, elegantísima: rostro alegre, ya más relajada, las lámparas encendían los brillos en la tiara y daban luminosidad al vestido de novia que destacaba por su elegancia y por ser elaborado en un delicado tejido con organza, tul y bordados.

Además de un elegante cinturón con pedrería que destacaba y hacía que la vista fuera de la luminosidad de la cara, bajando por el cuerpo y escote del vestido de la novia hacia la cintura y, atraída por un bello bordado en la parte baja del vestido, acabara allí el recorrido de la vista.

Ya asentados, empezando el primer plato, se desató una copiosa nevada en el exterior que hacía que agradeciéramos todavía más el cálido ambiente y exquisita decoración floral del local.

Una vez más, las gracias a Amparo que, con su buen hacer, como siempre, dispuso el local para una agradable velada con una excelente puesta de escena.

Noche ideal para una boda de invierno.

En el exterior, de forma velada, por los visillos, se veían caer los copos de nieve de forma copiosa y llegó la celebración del baile, la música y la sorpresa de la transformación del elegante vestido de novia que llevaba mi prima, en un vestido cómodo y elegantísimo que permitía a la novia una gran soltura en el baile que inició, junto con el novio, con un vals con música en vivo seguido de un brindis de todos los invitados por los novios y unas emotivas palabras de la novia dando las gracias a todos los asistentes e invitándolos a hacer prolongada la velada.

Fue una noche deliciosa, llena de risas, jolgorio, baile, animación, brindis, vivas a los novios y que remató ya muy entrada la madrugada con la retirada de novios e invitados al hotel que está al lado del restaurante y donde Amparo, nuevamente, tenía todo organizado y dispuesto y, por supuesto, una elegante suite para los novios.

Una ceremonia inolvidable en la calidez interior, calidez no solo de temperatura, sino también de animación y el inicio de una luna de miel para los novios al día siguiente en la calidez de las Islas Canarias, pues en todo apostaron por lo local y lo nacional.

Por lo local apostando por una tienda de novias con taller de costura donde se diseñaron los vestidos de novia y madrina y también, sin saberlo, coincidencias, los de las damas de honor a las que se me olvidó citar, lo hago ahora, pues iban elegantísimas y muy coordinadas, con vestidos elegantes en tejidos bellísimos y con complementos que las señalaban como dama y grupo a la vez; el toque original lo puso una de las damas, con un tejido coordinado con el de las otras dos damas de honor, con un elegante mono o falda pantalón.

Lo tengo claro, mi boda, si es posible, en invierno, en una montaña, donde el frío y la nieve, si surge ese día, nos acompañen dando ambiente a una cálida y familiar ceremonia y, el vestido de novia, original, exclusivo y elegante, además, costura de aquí, hecha por los de aquí.

Y finalizo diciendo, completando mi comentario de que los novios apostaron por lo local, eligiendo confeccionar a medida su vestido en un taller de costura en Narón, por lo local también al celebrar la boda en la iglesia del Rosario en Ferrol y la ceremonia en A Capela, pueblecito acogedor muy próximo a As Pontes de García Rodríguez de donde había muchos invitados pues el novio trabajaba en ese pueblo, invitados de As Pontes, Guitiriz, Villalba, Rábade, por parte del novio y, por parte de la novia de Ferrol, Narón, lugar del padre de la novia y de A Coruña, ciudad de la que fue la madre de la novia.

Gracias, Rocío, prima, novia, amiga. Gracias, Victoria, madrina de boda elegantísima, gracias novio, gracias hermana de novia, hermana de novio, damas de honor y gracias a todos los invitados y participantes por hacer, participar en una ceremonia elegante, la boda de mi prima.

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