Inolvidable. Queríamos algo distinto y lo tuvimos: un viaje de bodas a la nieve; invierno, nuestra boda, en un pequeño hotelito de montaña cercano a Pedrafita do Cebreiro; lo escogimos porque familia de Lugo, Villalba, As Pontes de García Rodríguez, Guitiriz, unida a la de A Coruña, Ferrol, Betanzos y Narón, nos lo recomendó. Muchos de ellos ya habían estado en él.

Celebración sencilla, al caer de la noche, luz tenue y cálida en el hotel, fuera caían copos de nieve como acariciando el paisaje, temiendo hacer ruido, un  guiño a la quietud de la Naturaleza.

La calidez del hotel, la amabilidad de camareros y recepcionistas, la suave música en vivo y la gente desprendiéndose de sus prendas de abrigo después de asistir a la ceremonia religiosa en una preciosa y fría, todo hay que decirlo, capilla de piedra.

Cena sencilla pero apetitosa, ambiente cálido, como digo, familiaridad y ambiente tranquilo.

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Después de la cena, los novios y familiares que así lo habían previsto junto con algunos amigos, nos quedamos a dormir, después de alargar la noche para despertar, asearse y dar cuenta de un apetitoso desayuno en el que no faltaron las tostadas caseras con cuajada y miel de la zona.

Viaje a un maravilloso pueblo de León.

Al día siguiente, después de un reparador desayuno, viajamos a un pueblo de León, en la nieve, acogedor, prefiero no decir su nombre, como hacen muchas novias cuando una modista de novias es la que se encarga de vestirla y es que no quiero que se masifique pues nos esperan fines de semana cálidos y románticos allí.

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Madrugadores, caminatas por la montaña nevada, con raquetas, trineo, nuestros pinitos con el esquí y por supuesto esquí de fondo, más sencillo para mi.

Y es que recomiendo una boda en invierno, aunque aquí en A Coruña la tenemos distante, la nieve, es desconectar y es puro placer.