El sueño de una boda de invierno en la nieve.
La recuerdo: el sueño de una boda de invierno en la nieve, quedó grabada en mi mente. Hace años, una prima de Villalba en la provincia de Lugo planificó su boda para invierno con un vestido de novia de diseño.
La celebración religiosa, en una pequeña capilla de Pedrafita, preciosa, la recuerdo bien, pero fría en su solado de piedra mientras fuera caían los copos de nieve suavemente, como temiendo interrumpir la música de órgano que los novios eligieron para la ocasión.
La salida de la capilla, mi prima con un envolvente abrigo de pelo que tapaba su vestido de color blanco roto y en un color rosa palo que contrastaba con el nevado paisaje de invierno.
La marcha nupcial y el vals.
Aún parece que suena, la marcha nupcial al entrar en un acogedor restaurante de un coqueto hotel en la nieve, con una dama de honor que recibió a mi prima para hacerse cargo de su delicado abrigo de pelo, mientras le entregaba una torera también de pelo, que, a forma de chal envolvía sus hombros y brazos, solo cubiertos por delicado encaje que formaba parte del vestido de novia.
Marcha nupcial, brindis, emocionados saludos y fuera, cayendo la noche, la boda era de tarde, los copos de nieve caían suavemente mientras sentíamos el calor envolvente de aquel acogedor restaurante.
Y recuerdo el vals, la novia, con su vestido de mangas con encaje, ya sin la torera de pelo; la ilusión de los novios, enamorados, felices y disfrutando de la familia.
No pude evitar una lágrima de felicidad y por estar disfrutando una de las bodas más bonitas que recuerdo. Además, fue la ilusión de mi prima, una boda en invierno, en la nieve y un viaje de novios que les esperaba después de dormir en Lugo, en el lejano Caribe.